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martes, 25 de octubre de 2011

LEONARDO DA VINCI: LA GIOCONDA




Quizás lo que más llama la atencion de la Gioconda es su enigmática mirada y su no menos misteriosa y atractiva sonrisa. Para conseguir esta mirada y esta sonrisa tan atípicas, reflejo del estado de ánimo de la dama restratada, Leonardo pintó con delicadeza y paciencia sobre un delgado y frágil soporte de madera de álamo. Primero dibujó a la mujer directamente sobre el cuadro y después la pintó al óleo con los colores no muy llamativos para poder poner innumerables capas trasparentes.
El paisaje del fondo, con sus dos partes imposibles de enlazar, contribuye a acentuar la sonrisa de la mujer, tirando a partir de la comisura de sus labios. Leonardo difuminó, sobre todo, los ojos y los labios, auqnue también empleó el sfumato, técnica con la que consiguió acentuar el cabello de la dama y recrear los efectos más sútiles de la luz sobre la piel y el paisaje, especialmente en los rizos que caen sobre el hombro de la mujer y se fundn con las rocas y con los pliegues del chal.
El artista consigue que nada parezca inmóvil ni rígido, de manera que incluso las formas del paisaje parece fundirse unas con otras. La Gioconda no está pintada desde fuera, sino que, como ocurre con el paisaje del fondo, está concebida desde dentro. El punto donde se diriguen todas las miradas es la cara de la mujer y sus manos, bellamente modeladas y entrelazadas.
Para acentuar su aire de misterio, Leonardo utilizó un recurso que sólo un gran pintor podría haber empleado con éxito: los dos lados del cuadro no coinciden exactamente, ni en la cara ni en el paisaje fantástico del fondo.
Así la línea izquierda del horizonte parece más alta que la derecha, de forma que, cuando el espectador mira el lado izquierdo del cuadro, la mujer parece mas alta y su expresión diferente que si se observa la parte derecha. El resultado es que la dama se presenta como un ser vivo que cambia continuamente antes los ojos de sus admiradores.

Sobre esta gran obra, se ha comentado todo tipo de críticas y comentarios, desde que es el ideal de belleza del autor hasta que representa un adolescente vestido de mujer o una amante del propio pintor, Leonardo Da Vinci.

Este es uno de los cuadros que me gustaria ir a visitar al Museo del Louvre, cuando, algún día, viaje a París (Francia).
Espero haberos despertado un poco de interés sobre este gran artista y sobre esta hermosa obra.

¡Espero que os haya gustado!

 Laura



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